Notre Dame vuelve a instalar sus estatuas milagrosas en la aguja

Notre Dame de París ha recuperado todas las estatuas que adornan la base de su aguja, un símbolo emblemático de la catedral. Estas figuras, que decoraron la aguja antes del devastador incendio de 2019, fueron retiradas para su restauración unos días antes del siniestro y ahora han sido reinstaladas en su lugar original.

La última de las dieciséis estatuas en ser colocada fue la representación de Santo Tomás, una escultura de aproximadamente tres metros de altura y más de 100 kilogramos de peso. Antes de su reinstalación, la estatua fue bendecida por monseñor Laurent Ulrich, arzobispo de París. La maniobra de colocación se realizó al amanecer, utilizando una potente grúa que levantó la figura hasta su posición en la aguja.

Este acto ha sido recibido con gran entusiasmo por parte de expertos y conservadores. Marie Hélène Didier, conservadora general del patrimonio y de los monumentos históricos en la región parisina, expresó su emoción: “Es un símbolo muy fuerte volver a ver todas las estatuas allí arriba, porque son prácticamente las únicas que quedaron de la aguja, junto con el gallo, que resultó muy dañado”.

Es importante destacar que estas estatuas no sufrieron daños durante el incendio, ya que fueron retiradas cuatro días antes, cuando todavía estaban en proceso de restauración en Dordoña, en el suroeste de Francia. Didier calificó el hecho como “casi un milagro”, dada la situación.

Las figuras, diseñadas en 1857 por Eugène Viollet-le Duc, arquitecto responsable de la estructura de la aguja, y esculpidas por Adolphe Victor Geoffroy-Dechaume, representan a los doce apóstoles y a los símbolos de los cuatro evangelistas: el león, el toro, el ángel y el águila. Actualmente, las estatuas permanecen ocultas tras el andamiaje de la aguja, pero se espera que sean completamente visibles para finales de agosto, cuando se retire toda la estructura de soporte.

Este proceso de restauración forma parte de los esfuerzos para devolverle a Notre Dame su esplendor original, tras años de trabajos tras el incendio que dejó a la catedral en estado de reconstrucción. La recuperación de estas piezas no solo representa un avance en la restauración física, sino también un símbolo de esperanza y resiliencia para la historia y cultura francesas.