Reunión entre Trump y Zelensky en la Casa Blanca: cambio de tono y menor tensión respecto a seis meses atrás

Un encuentro más relajado entre Trump y Zelensky

La reunión entre el expresidente estadounidense Donald Trump y el presidente ucraniano Volodímir Zelensky en la Casa Blanca ocurrió en un ambiente significativamente más tranquilo en comparación con su encuentro anterior, ocurrido hace seis meses. En aquella ocasión, la tensión entre ambos mandatarios fue palpable, generando repercusiones en la política exterior de Estados Unidos respecto a la guerra en Ucrania. En esta ocasión, los temores de un posible nuevo enfrentamiento no se materializaron, y el encuentro transcurrió con un tono más conciliador.

Detalles del encuentro y gestos de distensión

Un cambio notable fue la vestimenta de Zelensky, que, a petición de Trump, abandonó su uniforme militar habitual para lucir un traje oscuro. La imagen más formal fue interpretada como un signo de acercamiento. El expresidente estadounidense, con una sonrisa, respondió a un periodista que le preguntó por su mensaje para Ucrania con una declaración sencilla y positiva: «Los queremos».

En el Despacho Oval, los asistentes habituales, como el vicepresidente JD Vance y el secretario de Estado Marco Rubio, ocuparon los mismos asientos que en la reunión anterior. Sin embargo, a diferencia de febrero, cuando Vance había criticado duramente a Zelensky, en esta ocasión solo participaron los dos presidentes, sin intervenciones de los acompañantes, lo que refleja un tono más cordial.

Contexto internacional y postura de EE.UU.

El escenario internacional era especialmente delicado. Solo días antes, Trump había recibido con honores al presidente ruso Vladimir Putin en una cumbre en Anchorage, Alaska, alineándose con la postura rusa sobre el conflicto en Ucrania y abandonando su demanda de un alto el fuego inmediato. Además, sugirió que Ucrania podría verse obligada a ceder más territorio a Rusia para lograr la paz, una propuesta que Kiev rechaza categóricamente.

Por su parte, Estados Unidos dejó abierta la posibilidad de ofrecer garantías de seguridad a Ucrania, siempre que la mayor parte de la carga recaiga en los países europeos y la propia OTAN. Trump fue claro en su postura: esas garantías no implicarían la integración de Ucrania en la alianza militar. En una publicación en Truth Social, afirmó que la protección sería muy sólida, pero que Europa sería la principal responsable de la defensa, aunque EE.UU. también brindaría apoyo.

Momentos de humor y gestos simbólicos

El ambiente distendido también se reflejó en intercambios de humor, como las bromas sobre la vestimenta de Zelensky. El periodista Brian Glenn, de la cadena conservadora Real America’s Voice, elogió el cambio en el atuendo del líder ucraniano, y Trump coincidió recordando que también le había hecho un cumplido anteriormente. Zelensky, en tono de broma, comentó sobre el traje del periodista, haciendo referencia a una reunión pasada.

Además, Zelensky entregó a Melania Trump una carta que su esposa, la primera dama ucraniana, le envió a Putin acerca de los niños ucranianos secuestrados por Rusia. Zelensky hizo una broma diciendo que la carta no era para ella, sino para su esposa, y Trump respondió con una sonrisa: «La quiero».

Apoyo internacional y resultados del encuentro

Numerosos líderes europeos acompañaron a Zelensky en la visita, entre ellos el primer ministro británico Sir Keir Starmer, el presidente francés Emmanuel Macron y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Todos ellos viajaron a Washington para mostrar su respaldo. Trump destacó la importancia de su presencia, señalando que todos son amigos y desean ver la paz en la región.

La diferencia con el encuentro de hace seis meses fue marcada. Aquella vez, Zelensky se retiró de manera abrupta y canceló una comida con Trump, mientras que en esta ocasión, el ambiente fue más amistoso. Sin embargo, a medida que avanzaba la tarde, persistían las incertidumbres sobre una posible solución definitiva. La eventual reunión entre Trump, Zelensky y Putin dependía de la voluntad del líder ruso y de los resultados de una próxima llamada telefónica.