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Rwanda acepta 250 migrantes bajo programa de deportación de EE.UU. en África, mientras rechaza presiones para recibir venezolanos

Escrito por radioondapopular
agosto 20, 2025
Rwanda acepta 250 migrantes bajo programa de deportación de EE.UU. en África, mientras rechaza presiones para recibir venezolanos

Rwanda acepta migrantes bajo el programa de deportación de EE. UU.

El 5 de agosto, el gobierno de Ruanda anunció que aceptaría la transferencia de 250 migrantes en el marco del polémico programa de deportaciones a terceros países impulsado por la administración de Donald Trump. La portavoz gubernamental, Yolande Makolo, afirmó desde Kigali que el país mantiene la facultad de decidir qué deportados acogerá para su «reubicación».

Las personas aceptadas recibirán capacitación, atención médica y alojamiento, con el fin de facilitarles una nueva oportunidad para reconstruir sus vidas. Este acuerdo forma parte de la promesa del expresidente Trump de realizar «la mayor operación de deportación en la historia de Estados Unidos».

Otros acuerdos de deportación en África y sus controversias

El programa también marca la tercera colaboración de este tipo en el continente africano. El pasado 16 de julio, Estados Unidos deportó a cinco criminales condenados provenientes de Vietnam, Jamaica, Laos, Cuba y Yemen hacia Eswatini, antigua Suazilandia. Estos individuos, considerados «barbaros y violentos» por sus países de origen, permanecen en unidades aisladas en la cárcel de Matsapha, cerca de la capital Mbabane, a la espera de su repatriación.

Por otra parte, el 5 de julio, ocho hombres condenados por delitos como asesinato, violación y robo fueron deportados a Sudán del Sur. Sin embargo, existen discrepancias sobre si alguno de los deportados era de esa nacionalidad. Estas deportaciones han generado rechazo en diversos sectores: grupos civiles en Eswatini, abogados en Sudán del Sur y organizaciones internacionales califican estas acciones de ilegales y deshumanizadas.

El gobierno de Sudáfrica también expresó su protesta formal ante Eswatini por estas deportaciones, que han sido ampliamente condenadas en la región.

Rechazo de Nigeria y críticas a la política migratoria de EE. UU.

Mientras tanto, Nigeria rechazó la presión de EE. UU. para aceptar a 300 venezolanos, argumentando que el país africano ya enfrenta sus propios problemas y alberga a más de 230 millones de habitantes. El ministro de Relaciones Exteriores, Yusuf Tuggar, afirmó que la nación no puede asumir más responsabilidades en materia de migración.

Estas políticas de deportación, que muchos consideran una forma moderna de colonialismo, han sido duramente criticadas. La brutalidad del gobierno de Trump, con separaciones familiares en 2019 que dejaron niños aterrorizados y solos, revela una visión deshumanizadora que ahora se extiende a países africanos ya vulnerables.

Desde África, la narrativa oficial busca rechazar esta percepción. Países como Uganda albergan a cerca de 1.7 millones de refugiados, más que en algunos países europeos. La comunidad internacional debe asumir una mayor responsabilidad y no convertir a los países más pobres en receptores de deportados sin recursos ni apoyo.

Legado colonial y desigualdad global

Expertos como Gaston Nievas y Thomas Piketty han documentado que, a principios del siglo XX, las potencias europeas acumulaban activos que superaban el 140% del PIB, gracias a transferencias coloniales, explotación y trabajo forzado. Desde Juba hasta Kigali, la desigualdad y el saqueo colonial continúan impulsando la pobreza y la inequidad mundial.

Enviar deportados a países como Ruanda, Eswatini o Sudán del Sur no es más que una reencarnación del colonialismo clásico, disfrazada de políticas migratorias. La historia muestra que, en el pasado, colonizadores trasladaron prisioneros y exiliados a territorios en Africa y otras regiones como forma de control y explotación.

Hoy, esa lógica imperialista se reitera en las políticas migratorias del siglo XXI, afectando a naciones que aún sufren las secuelas de la intervención extranjera. La verdadera justicia social requiere un enfoque humanitario, que priorice apoyo y protección en lugar de expulsiones y desplazamientos forzados.

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