William y Harry profundizan su ruptura familiar: cada uno conmemora el legado de Diana en un aniversario que los divide más

La distancia entre el príncipe William y el príncipe Harry continúa profundizándose, a pesar de su legado común y del impacto que su madre, la princesa Diana, dejó en ambos. Esta fractura se ha convertido en una de las heridas más visibles en la familia real británica, y se acerca el 28º aniversario de la trágica muerte de Diana, un momento que, en el pasado, fue una oportunidad para fortalecer los lazos familiares.

Aunque ambos hermanos mantienen vivo el recuerdo de su madre a través de diferentes iniciativas públicas y proyectos familiares, sus caminos se han separado considerablemente. Según informa la revista People, no existe comunicación ni señales de reconciliación entre ellos en este momento. El historiador Robert Lacey ha señalado que la brecha es tan profunda y duradera que no parece haber una solución a corto plazo, a menos que Harry dé un paso hacia la reconciliación y se disculpe.

El distanciamiento también se refleja en sus familias. Los hijos de William y Kate Middleton, George, Charlotte y Louis, crecen en Windsor y mantienen una relación cercana, mientras que Archie y Lilibet, los hijos de Harry y Meghan, viven en Montecito, California, sin interacción pública con sus primos desde 2019. La separación impacta incluso en la siguiente generación, en un escenario que Harry y William parecen aceptar con resignación.

Recientemente, ambos príncipes han honrado la memoria de Diana de manera individual. Harry visitó Angola para recorrer un campo minado, rememorando la visita de su madre y resaltando los peligros de los conflictos bélicos. Por su parte, William conmemoró el cumpleaños de Diana en Sheffield, participando en actividades relacionadas con la lucha contra la falta de vivienda, un compromiso que su madre apoyaba desde joven.

El vínculo entre los hermanos se vio marcado en sus primeros años por la complicidad de crecer en medio del escrutinio público y la tragedia de la muerte de Diana. Sin embargo, la ruptura se intensificó tras la salida de Harry y Meghan Markle de la familia en 2020, sumando desacuerdos y conflictos que Harry ha hecho públicos en entrevistas y publicaciones.

Este distanciamiento también afecta a sus respectivas parejas y a los proyectos que apoyan en honor a Diana. William continúa su labor social en silencio, mientras Harry ha dedicado esfuerzos a causas relacionadas con el VIH y la juventud, aunque sin la misma cercanía que en el pasado.

A pesar de las tensiones, hay algunos indicios de posibles acercamientos, como reuniones puntuales entre representantes de Harry y miembros de la familia real. Sin embargo, las diferencias parecen ser insalvables en el corto plazo, principalmente debido a las convicciones y principios que ambos defienden.

El legado de Diana, en cambio, sigue vivo en sus hijos. Ambos príncipes mantienen viva su memoria a través de acciones independientes, reflejando que, aunque su relación esté fracturada, la figura de su madre sigue siendo una guía en sus vidas. La percepción general es que, en el fondo, ambos desean apoyarse mutuamente, pero las heridas abiertas y las diferencias irreconciliables mantienen ese vínculo en una especie de espera perpetua.